Hace algunos años,
planté un árbol,
de forma que un tercio
de las tareas de la vida
ya estaba rebien cumplido.
Envalentonados,
los otros dos tercios
se quedaron como en Flandes,
un poco más o menos
allá por cerca de Rocroi,
en espera de un tal señor Godot.
Parece tal vez que tardara un poco.
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