Imágenes, tropos, simbolismos,
cayendo repentinamente en la cuenta
de que son esencia de un tremendo cuento,
una exagerada representación
de químicas en reacción,
de átomos buscándose, repeliéndose.
Mas, de una, u otra forma,
hay olores más precisos que un láser,
más visuales, descriptivos, categóricos,
que un María Moliner de cotidiano uso.
Olores que, desmomentados,
no son nada más que lo que son.
Mas, de haber memento,
hay, ay, ahí,
páramos, selvas, biotopos, microcosmos,
sueño, calor, humedad, dulcería.
miércoles, 15 de septiembre de 2010
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