Nos cae una hermosa lluvia,
húmeda, vertical, vívida,
apenas un lapso entre nubes.
Aparenta una presencia mínima,
esponjante, desengrasante, utópica.
Un arcoiris ya la atempera,
el viento la muda a otro escenario,
otros meteoros la sustituirán.
Pobre de recursos fuera de sí,
esta simple lluvia se margina,
y se imagina otros espacios,
tal vez otros vertederos más
ilusionados, anhelantes, deseosos,
de esa singular precipitación
que sigue a esa emotiva, ploc,
primera gota, ploc,
que te cae siempre en la nariz.
Sí.
lunes, 20 de septiembre de 2010
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