Este parece ser el presente europeo: no sentirse nunca responsables de alguna manera del destino ajeno porque estamos demasiados ocupados en defender el propio sin siquiera entender que existe una interdependencia que no se puede borrar. Hasta que no llegaran a nuestras casas, podría uno decir, y entonces descubriremos que ya no habrá nadie que se preocupe y proteste por nuestro destino.
Matteo Dean, Ser migrante gitano
http://www.jornada.unam.mx/2010/08/29/index.php?section=opinion&article=022a1mun
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