La Conferencia de Barcelona de 1995 dio lugar a un proyecto (Proceso de Barcelona o Unión por el Mediterráneo) muy ambicioso que contemplaba crear nuevos y mayores vínculos políticos, económicos, sociales y culturales entre los países de la UE y el sur del Mediterráneo.Sin embargo, quince años después estos objetivos no se han cumplido, porque la UE no ha mostrado ni la firmeza ni la fortaleza necesarios para resolver los conflictos de Palestina, del Sáhara Occidental y de Chipre. La UE no se ha mostrado firme frente a Estados como Israel que incumplen sistemáticamente el derecho internacional, y ha otorgado el "Estatuto Avanzado" a Marruecos.
Otra razón del fracaso de la Unión por el Mediterráneo es su insistencia en fiarlo todo a la firma de acuerdos de libre comercio, dejando de lado asuntos como la solidaridad hacia la mayoría de los países del Sur en los que perdura la pobreza y la marginación. La UE actúa como si no supiera que entre las dos orillas del Mediterráneo existe una llamativa asimetría económica, social y demográfica que debe tenerse en cuenta.
Otra razón del fracaso de la Unión por el Mediterráneo es su insistencia en fiarlo todo a la firma de acuerdos de libre comercio, dejando de lado asuntos como la solidaridad hacia la mayoría de los países del Sur en los que perdura la pobreza y la marginación. La UE actúa como si no supiera que entre las dos orillas del Mediterráneo existe una llamativa asimetría económica, social y demográfica que debe tenerse en cuenta.
Respecto a la política migratoria, es inaceptable el establecimiento de FRONTEX (Programa para el control de las fronteras exteriores de la Unión Europea), porque la cuestión migratoria requiere de una estrategia contra la pobreza y en favor del empleo y de la paz, una estrategia comercial equitativa.
No hay brotes verdes en la política exterior de la UE en la zona del Mediterráneo.
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