palabras al viento,
palabras traspasadas por el sol,
palabras etéreas.
Fuése, y no hubo nada.
Sólo unos miles de milloncejos,
de esos que tanto abundaban antes,
trasvasados de lo público a lo privado.
Y puentes que no unen riberas,
pabellones cerrados,
instalaciones arruinadas,
norias sirias que se hacen las suecas,
y muy poca nueva cultura del agua.
Este es su progreso.
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