mas sólo si andando se va.
Remontar otro de los flumenes de Zaragoza,
el Huerva en este caso,
escenifica lo necesitado que anda,
pero que de veras, lo ves bien cierto,
de actuaciones que lo cuiden, mimen,
rescaten, restauren, decimononicen.
Imponente Valdespartera,
como lo son las faltas de ortografía
en la rotulación de sus cinéfilas calles.
al otro lado de la Mudéjar.
Monumentalidad en la Z-40,
ruidosa como todas las de su ralea;
mucha más en el puente del AVE,
que casi vuela,
a decenas de metros sobre todo lo demás.
Viviendas de campo entre una ciudad,
construida sobre campesinos,
y un polígono industrial,
construido sobre campesinos.
Aeronaves sin islandesas cenizas,
3 de cada 4, militarizadas, como siempre.
Y algo de humor,
ya casi en Cuarte,
de la mano de El Periférico,
La Comadreja, Camacho, y otros.
Literalidad, realidad, y además por triplicado.
Todo en la periferia Sur.
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