Viena, 1873. Es publicada una novela nacionalista alemana con ese título. 1922, la Asociación de Escuelas Alemanas Antisemitas imprime sellos con este lema.
1927, el Gobierno de la República de Weimar lo adopta como eslogan para ensalzar su política de grandes obras públicas para combatir el desempleo.
1933, el eslogan fue mantenido por el gobierno del NSDAP.
Se empleó en los campos de concentración y exterminio durante el Gobierno nacionalsocialista alemán, en forma de inscripción en las puertas de acceso a dichos campos. Allí, mediante los trabajos forzados el régimen nazi llevó hasta los límites de sus costuras la máxima capitalista de la optimización del trabajo, del beneficio, y la explotación, saltando la barrera moral de la muerte física directa, al provocarla, pero sólo como último umbral.
En algunos campos se añadieron a la inscripción las palabras de Heinrich Himmler (Comandante en jefe de las SS): "Hay un camino a la libertad. ¡Sus pilares son obediencia, laboriosidad, fidelidad, orden, limpieza, sobriedad, veracidad, sacrificio y amor a la patria!"
En el campo de Buchenwald, aparecía la expresión alemana "Jedem das seine" ("cada uno lo suyo"), que en su forma latina suum cuique fue la divisa de la monarquía prusiana, y es traducible como "a cada cual lo que se merece".
Se empleó en los campos de concentración y exterminio durante el Gobierno nacionalsocialista alemán, en forma de inscripción en las puertas de acceso a dichos campos. Allí, mediante los trabajos forzados el régimen nazi llevó hasta los límites de sus costuras la máxima capitalista de la optimización del trabajo, del beneficio, y la explotación, saltando la barrera moral de la muerte física directa, al provocarla, pero sólo como último umbral.
En algunos campos se añadieron a la inscripción las palabras de Heinrich Himmler (Comandante en jefe de las SS): "Hay un camino a la libertad. ¡Sus pilares son obediencia, laboriosidad, fidelidad, orden, limpieza, sobriedad, veracidad, sacrificio y amor a la patria!"
En el campo de Buchenwald, aparecía la expresión alemana "Jedem das seine" ("cada uno lo suyo"), que en su forma latina suum cuique fue la divisa de la monarquía prusiana, y es traducible como "a cada cual lo que se merece".
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