Oí decir
"¡Feliz año!",
porque una vez al año, no hace daño.
"¡A pasar buenos días!",
que los restantes importan poco.
"¡Que sea un próspero año!",
¿dinero?, ¿se trata de sólo de dinero?
"¿Con quién pasas estos días?",
que siempre viene bien meter la nariz.
Como el año pasado,
como al año que viene,
es siempre su misma rutina,
rutina promovida para que todo siga, con algunos matices, igual de desigual. En el 2010 las cosas, si no las cambiamos nosotras, no hay dios que lo haga.
Para saberlo no se precisa bola de cristal alguna.
miércoles, 30 de diciembre de 2009
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