
Ese fascismo, ramificado en fascismos centroeuropeos y también periféricos, como el español, cada uno con su peculiar trayectoria socio-económica, fueron paridos para cumplir una determinada función social.
Que la parafernalia, banderas, uniformes, gestos teatrales, figuras carismáticas, no oculten su gestación, génesis, y los determinantes apoyos en las clases altas y sectores sociales que componían la hegemonía económica del momento, tanto para garantizar su triunfo, como para legitimar la violencia con que arrasar a los oponentes sociales y políticos, a los proyectos alternativos que personificaban, y a su memoria.
Que el veintene sirva para reivindicar la memoria de quienes defendieron otros proyectos y fueron derrotados de tal forma, que casi acaban enterrados en una memoria desmemoriada.
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