miércoles, 12 de mayo de 2010

Trampa, antojo

¿Engaña el ojo?, pues ya serán los dos, salvo sartreana determinación.
Juego con la perspectiva, con el zoom, con los efectos derivados del plano inclinado, y con una iluminación que ya la quisieran para sí los del siglo de la idem, al menos en esta ciudad.
Me sitúo como a doscientos metros más alto, de palomero, y a unos 10 kilómetros al sur del cruce del cardo y del decumano caesaraugustano. Hago click, y aparecen a mi lado la torre de la Seo (ex minarete de la Mezquita Blanca) y las cuatro torres de la basílica concatedral, todo de vez, amén de plusvalías urbanísticas varias, que es que esta ciudad ya casi no la reconoce ni la legión que la parió. Como por encima de la Seo, que no es vela de cumpleaños, no señor, el humo del papel ese que olemos más que vemos, en ciertas noches. Qué rico.
Todo lo que hay enmedio, asemeja suelo estepario susceptible de ser planeado, recalificado, urbanizado, en la carrera por el millón de habitantes.

¿Trampa, o antojo?

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