domingo, 16 de mayo de 2010

Pensar en Rodén

Al igual que las localidades de su entorno, Rodén padeció las consecuencias del enfrentamiento bélico directo durante la Guerra Civil que siguió al fracasado golpe de estado fascista de julio de 1936. De resultas del mismo, el pueblo viejo de Rodén, arriba, en lo alto del monte, muestra sólo románticas ruinas y administrativa desolación, viento, niebla, polvo, y sol.
La imponente masa de edificios resquebrajados se recorta, espantosa, sobre el horizonte. La luz y el cierzo se cuelan inmisericordes por los vanos, techos, ventanas, puertas. Por allí pasó la guerra, si bien su destrucción se debe a que el pueblo fue desmantelado, desmontado a la alemana, por las tropas facciosas, para hacer fortificaciones con que reforzar el amenazado y cercano frente de Belchite, uno de los puntos tácticos de la ofensiva estratégica gubernamental del cruel verano del treinta y siete. De todo el pueblo llegaron a quedar habitables tan sólo seis o siete viviendas, aquellas que empleaban como habitación los altos mandos del ejército faccioso.
Tras la guerra, los de "Regiones Devastadas" consideraron más rentable levantar los nuevos edificios en otra ubicación, una decenas de metros más abajo, en el nuevo Rodén, antes que sobre las ruinas de los antiguos, en el Rodén viejo. De paso, lo rebajaron administrativamente a pedanía de Fuentes de Ebro.

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