lunes, 26 de abril de 2010

La Casa Blanca

En Zaragoza, las dos esclusas de Casablanca, o de San Carlos, se sitúan en punto kilométrico 81 del Canal Imperial de Aragón, y salvan un salto de agua de unos 6,5 metros de altura antes de cruzar el cercano río Huerva.
En su proyecto original, se trataba de una amplia intervención hidraúlica que incluía un puerto fluvial, noria con molino y batanes, además de la actual Almenara o Casa de San Carlos.
Siguen siendo consideradas una de las obras de ingeniería hidráulica españolas más importantes del siglo XVIII, proyectada y dirigida en el año de 1784 por los arquitectos ingenieros Julián Sánchez Boort, Fernando Ulloa y Luis Chimioni (autor del breve tratado Memorias de Arquitectura Hidráulica, 1781).
Construidas con esmerada obra de sillería en piedra, constituían una referencia de la actuación constructiva pública de la Ilustración, es decir, una obra pública planificada, financiada y ejecutada desde una administración central moderna.
La Almenara o Casa de San Carlos, utilizada inicialmente como almacén y posada, fue el lugar donde se firmaron las capitulaciones del Segundo Sitio de Zaragoza, en 1809, cuando la ciudad se rindió a las tropas francesas. Por el color de sus paredes exteriores, era conocida como La «Casa Blanca», y fue el sencillo origen de la denominación del barrio en que hoy se encuentra, y que entonces no existía.
Una leyenda urbana considera de forma delirante que su paso de "Casa Blanca" a "Casablanca" está motivada por la influencia del filme Casablanca (1942) de Michael Curtiz, algo ciertamente insólito en el contexto socio-político de la España franquista de la segunda mitad del siglo XX. No parece juicioso que una película abiertamente antifascista influyera lo más mínimo en el cambio de denominación de un barrio de una de las ciudades menos antifascistas del mundo.
Para eso está el nuevo barrio de Valdespartera, que sí contiene refencias claramente cinéfilas, aunque a los autores de algunas placas y rótulos habría que recomendarles un rápido visionado de "My fair Lady". Otra cosa es el absoluto dislate de Arcosur, con sus video-games elevados a delirante categoría identitaria y referencial.

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