Desde estas cumbres borrascosas,
bien intranquilo se ve todo.
Son perspectivas que ayudan, sí,
mas sólo dejan ver un poco.
Porque la memoria, lo dijo Borges,
es una cierta forma de hilar olvido.
Mas todo lo que intento no recordar,
en justo vano intento se queda.
Ese tu rostro.
Esta desdicha.
Aquellos minutos.
Un regusto, dos disgustos.
Silencios, miradas.
Nubes, brumas, desvaríos.
Luces, llamadas, desatinos.
Y el presente, mientras tanto,
suspendido de un hilo.
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