Romance procedente de ediciones de pliego (hojas sueltas) muy populares cantadas por invidentes de villorrio en villorrio. A veces, los vendían en pliegos de cordel (varias hojas atadas).
Los romances de ciego se diferencian de los tradicionales en que su estilo no es culto, ni por pretensión (contenido), ni por estilo y forma (continente).
Narran sucesos truculentos contados con el máximo detalle para intentar convencer de la veracidad de los hechos. De consumo masivo y fungible, el romance es presentando con amplias ilustraciones y abundante sensacionalismo.
Aquí, el invidente ilustrativo discursea sensacionalmente sobre el final del itinerario vital de algunos naturales del villorrio de Zaragoza describiendo, con ayuda de un plano ad hoc, las ampliaciones consecuencia de la geométrica demanda de plazas concertadas y desconcertadas, y los singulares rincones camposantiles, todo ad maiorem enriquecimiento de las empresas del negocio de la muerte. Se auxilia con la habitual vara para señalar, con pedagógica y sorprendente precisión, ante un público respetuosamente silencioso ad eternum. Dadas las características del auditorio, ese día cobró lo que Clavijo.
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