Valorada desde un modelo normativo de democracia, la española resulta ser una sociedad extraña. En efecto, es la que se autoubica más a la izquierda de todas las del continente, y también es una de las que más reclama de su Gobierno un intervencionismo fuerte para corregir la desigualdad social (un 80% lo cree necesario, mientras que en Reino Unido -con un peor nivel de desigualdad- solo lo cree el 58%).
De ello debería resultar una sociedad muy reformista y activa respecto a su sistema político, pero aparece todo lo contrario: una sociedad con el índice europeo más bajo de interés por la política, muy incompetente para comprenderla, con unos niveles ínfimos de asociacionismo ciudadano y de capacidad crítica hacia las decisiones públicas.
De ello debería resultar una sociedad muy reformista y activa respecto a su sistema político, pero aparece todo lo contrario: una sociedad con el índice europeo más bajo de interés por la política, muy incompetente para comprenderla, con unos niveles ínfimos de asociacionismo ciudadano y de capacidad crítica hacia las decisiones públicas.
Pera colmo de incongruencia, es también una de las sociedades europeas más satisfechas con su democracia (5,82, más que la francesa o británica, igual que la alemana) y una de las más "felices" del continente en general (7,69, nota solo superada por los países nórdicos).
Una interpretación plausible de estos datos contradictorios es el "cinismo democrático": la sociedad asume una actitud de consumidora política y se ahorra los costes de la implicación. El sistema, a su vez, estaría funcionando de una manera aceptable a pesar de (o gracias a) la absoluta carencia de "virtud ciudadana" en la población.
José María Ruiz Soroa, ¿Funciona la democracia en automático?
http://www.elpais.com/solotexto/articulo.html?xref=20101113elpepiopi_12&type=Tes&anchor=elpepiopi
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