De oficio, llevar y/o vender agua.
Desde cuando la tenemos corriente,
bien poca importancia le damos,
salvo, claro está,
cuando los conflictos del agua,
trasvase, embalses, nueva cultura, etc.,
o si hay que cubrir, o no, otro tramo urbano de río.
Todo es abrir el grifo, y ya está.
Menos decisivo, sin duda,
que el penúltimo resultado de fútbol,
que la famosa o el famoso de moda.
Mas el control del agua genera guerras,
genera fortunas cuando se privatiza.
Y lo que nos rondará en el vigente siglo,
morenas aguadoras de Las Fuentes.
Cumplen ustedes treinta años, felicidades.
domingo, 31 de enero de 2010
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