lunes, 9 de agosto de 2010

Decepción

Unos segundos de margen que mi estropeado cerebro requiere para rular, e Inception se queda en Decepción. La aplastante escenificación, los brutales efectos digitales, el feroz montaje nanomilimétrico, la agobiante banda sonora multidecibélica, quedan sólo en artificios con que encubrir el escaso sustento en que se asienta este filme. El universo del mundo de los mundos de la inconsciencia es un bocado demasiado grande para este desdentado intento, que sólo roza la epidermis, y apenas se aproxima a su umbral. Este Nolan está realmente jodido de la cabeza, pero no lo suficiente como para hacer tal vez la película que quería, pero que no lo ha hecho, porque una cosa son los fuegos artificiales, que en esta película los hay, y a toneladas, y otra cosa muy distinta son los menos aparatosos infiernos que llevamos dentro, menos aparatosos, pero más infernales en su aparente simpleza.
Esos infiernos son mucho más indigestos para la gran pantalla, el gran capital, el gran público, la gran crítica, el gran cine del nuevo milenio.
Esto sí que es cine para pasar el rato.
No mola, Christopher Nolan.

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