escrituras y opiniones desde dentro, para afuera,
fuera una cierta forma de presión fuerte en su contra,
una manifestación de frustración por un control perdido.
Esa sagrada concepción sobre la preeminencia de lo cercano,
personifica bien la plástica imagen de la visión de campanario,
proclamada hegemónica, por la gracia de su dios.
No obstante, esos mismos pontífices del terruño que se pisa,
cuando pierden pie dialéctico, que es más bien pronto,
se vuelven fieros globalizantes, furibundos internacionalistas.
"¡Con la de asuntos que hay que solucionar aquí!",
expresión caracterizadora de esta presión censorial.
"No se habla con su mamá, y pretende salvar el mundo".
Son muchos los giros que ilustran el mismo terror,
el mismo pasmo ante quien no controlan, que se les escapa.
Nacionanistas, pero dentro del orden de las cosas capitalistas.