miércoles, 14 de julio de 2010

Al sur de Zaragoza

Remite la vuvuzela y Sudáfrica vuelve a la sorda rutina. Después de la algarabía informativa del Mundial, en Sudáfrica abren los ojos y se encuentran con esos tristes monstruos arquitectónicos vacíos que dejan todos los grandes eventos (recuerden la isla de la Cartuja de Sevilla después de la Expo, el Fórum de Barcelona o la Expo de Zaragoza).
Sudáfrica se gastó 2.000 millones de euros en hacer cinco nuevos estadios y en renovar otros cinco antiguos. Tres de ellos servirán para lo que ya servían, o sea, para el rugby; otro hará de cajón de sastre y albergará todo aquello que genere fondos, desde conciertos a bodas, funerales o reuniones evangélicas. Quedan seis con los que no se sabe qué hacer, pues nadie ha querido gestionarlos. Pelotazos urbanísticos que dejan carcasas que cuestan 16 millones de euros al año de mantenimiento en un país que tiene graves problemas de luz y electricidad en muchas barriadas. Muchos de esos edificios construidos para que se vieran más que para que se usaran no eran necesarios del todo: bastaba con arreglar otros ya existentes. La FIFA llegó a amenazar en el caso de Ciudad del Cabo con degradar la categoría de la sede a menos que se construyera un estadio completamente nuevo.

La "calma" después de la vuvuzela, Gorka Larrabeiti

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=109604

No hay comentarios: