El decrecimiento es un proyecto político de izquierdas. Se fundamenta en una crítica radical a la sociedad de consumo, al liberalismo y retoma la inspiración original del socialismo.
Como crítica radical de la sociedad de consumo, del desarrollo o del desarrollismo, se convierte en una crítica inmediata del capitalismo.
El crecimiento es el apelativo “vulgar” de lo que Marx analizó como acumulación ilimitada del capital, fuente de todas las contradicciones e injusticias del capitalismo.
Puesto que el crecimiento y el desarrollo son, respectivamente, crecimiento de la acumulación del capital y desarrollo del capitalismo, es decir, explotación de la fuerza de trabajo y destrucción ilimitada de la naturaleza, el decrecimiento no puede ser sino un decrecimiento de la acumulación, del capitalismo, de la explotación y de la depredación.
No se trata tanto de ralentizar la acumulación, como de cuestionar el concepto mismo para invertir el proceso destructor.
El decrecimiento es una crítica radical del liberalismo, entendido como el conjunto de valores que subyacen a la sociedad de consumo.
El proyecto político de la utopía concreta del decrecimiento consiste en “las ocho R”: Reevaluar, Reconceptualizar, Reestructurar, Relocalizar, Redistribuir, Reducir, Reutilizar y Reciclar.
De una entrevsita a Serge Latouche publicada en Papeles de Relaciones Ecosociales y Cambio Global. nº 107 (otoño 2009)
Cibeles, señora frigia, minoica, romana, de los que habitamos en la tierra, la naturaleza, las cavernas, las montañas, las murallas y fortalezas, con leones (ojo, Zaragoza) y abejas. Símbolo de la Villa y Corte, que crece, y crece, y crece, y crece...